Los sistemas del cuerpo humano

jueves, 26 de junio de 2014

La sangre forma parte del aparato circulatorio

La sangre

La sangre es un líquido coagulable que transporta en suspensión células de diferentes formas y funciones, tales como hematíes, leucocitos y plaquetas. Circula por un sistema de vasos por todo el cuerpo, y sirve como intermediario entre el medio exterior y los diferentes tejidos, órganos o elementos anatómicos.


Funciones
Aporta a los tejidos el oxígeno y sustancias necesarias para las actividades celulares del metabolismo, y toma a su vez el dióxido de carbono de los mismos. Es un vehículo de eliminación de los productos de excreción del trabajo celular. Transporta las vitaminas, las hormonas elaboradas por las glándulas de secreción interna, y distribuye las enzimas, que desempeñan un importante papel en diversos procesos nutritivos.
La sangre interviene en los procesos de defensa del organismo, aportando leucocitos (glóbulos blancos) a las zonas infectadas. Ocasionalmente, la sangre también actúa como vehículo diseminador de la infección, al invadir el torrente sanguíneo determinados agentes infecciosos, ejemplo de la septicemia (invasión por gérmenes o productos tóxicos), bacteriemia (invasión por bacterias) y viremia (invasión por virus). La sangre también interviene en los mecanismos termorreguladores, y en la regulación del medio interno gracias al equilibrio ácido-base. Finalmente, una función muy importante de la sangre es su capacidad de coagulación, que permite la inhibición de los procesos hemorrágicos; la deficiencia en esta función es una enfermedad hereditaria transmitida por la mujer pero desarrollada exclusivamente por los varones, denominada hemofilia, y que puede producir hemorragias severas ante simples heridas o pequeños traumatismos, precisamente por la incapacidad de coagulación de la sangre ante la ausencia de plaquetas.






El color rojo de la sangre se debe a una proteína llamada hemoglobina, que se torna intensamente roja cuando está oxigenada
La sangre consta de una fracción líquida, el plasma, y una fracción celular: los glóbulos rojos (eritrocitos o hematíes), glóbulos blancos (leucocitos) y plaquetas (trombocitos).

Glóbulos rojos
Los glóbulos rojos, eritrocitos o hematíes, tienen forma discoide, bicóncavo, y miden unas 9 micras de diámetro. Contienen la hemoglobina, responsable del color rojo de la sangre y del transporte de oxígeno desde los pulmones hasta las células. El número normal de hematíes oscila en el hombre entre los 4,8 y 5,8 millones por cada milímetro cúbico, y entre 4,2 y 5,1 en la mujer.

Los glóbulos rojos contienen la hemoglobina, responsable del color rojo de la sangre y de transportar el oxígeno a las células

Glóbulos blancos
Los glóbulos blancos o leucocitos son cada una de las células nucleadas (con núcleo y estructura citoplásmica), globulares, incoloras, y de movimientos amiboides, que se encuentran en gran número en la sangre, la linfa y el tejido conjuntivo, y que poseen funciones generalmente fagocitarias, es decir, destruyen los cuerpos extraños que penetran en el organismo. Son células de mayor tamaño que los glóbulos rojos, pero menos numerosas, se estima su número entre los 5.000 y 10.000 por milímetro cúbico, aunque suelen aumentar durante las infecciones bacterianas.

Células de glóbulos blancos o leucocitos
Los glóbulos blancos se clasifican en cinco tipos distintos repartidos en dos series: la granulocítica (neutrófilosbasófilos y eosinófilos), y la agranulocítica (linfocitos ymonocitos); éstos últimos son de mayor tamaño que los de la serie anterior. Los granulocitos y monocitos tienen funciones fagocíticas ante la entrada de microorganismos en el cuerpo; los linfocitos tienen que ver con la funciones inmunitarias, y son los responsables de la formación de anticuerpos y de la estimulación de otras células que también están relacionadas con la inmunidad. En general, unos y otros tienen algún tipo de influencia en la defensa del organismo y el sistema inmunitario.
Determinados leucocitos se originan en el timo, éste es un órgano de los vertebrados, situado generalmente en la región faríngea o cervical, formado embriológicamente de las bolsas o hendiduras branquiales. En los mamíferos se halla en el pecho (en el mediastino); alcanza su máximo desarrollo durante los primeros años de vida y luego se atrofia hasta quedar reducido a un vestigio adiposo. Interviene en los mecanismos inmunológicos de defensa del organismo, participando en la maduración de un tipo de linfocitos, por ello se denominan linfocitos T (o células T). Los hay de varias clases, y concretamente sobre una de ellas, los T4, recae la acción patógena del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), para desarrollar el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (el conocido como SIDA).


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